El 23 de abril se celebró en Barcelona la fiesta más insólita y romántica de Cataluña: Sant Jordi, una fiesta de libros y rosas. Se trata de la versión española de San Valentín, que toma su nombre del patrón de Cataluña, San Jorge. Se celebra en toda la región y hace honor a la costumbre de regalar rosas a las mujeres y libros a los hombres.
Cada año, durante Sant Jordi, Barcelona se inunda de flores y se celebran ferias del libro en las principales calles. En 2024, 435 puestos estaban abiertos para residentes y visitantes de la ciudad, donde se podían comprar regalos para personas queridas: amantes, parientes y amigos. La mayoría de los puestos se situaban tradicionalmente en el bulevar de La Rambla, así como en las calles Paseo de Gracia y Paseo de Sant Joan.
Durante Sant Jordi, muchas librerías y bibliotecas celebraron sesiones de firmas de libros y actos dedicados al amor y la literatura, a los que fueron invitados, entre otros, autores internacionales. La ceremonia de inauguración tuvo lugar el 22 de abril en la Biblioteca Gabriel García Márquez, que recibirá el premio internacional a la mejor nueva biblioteca pública en 2023. En ella intervino el famoso actor y escritor británico David Walliams.
La emblemática basílica de Barcelona, la Sagrada Familia, celebró la festividad de San Jordi con una hermosa proyección de arte digital creada por inteligencia artificial. La obra audiovisual, titulada Rosa, Rosae, se proyectará hasta el 27 de abril inclusive en una pantalla instalada en el interior de la basílica, frente a la escultura dedicada a San Jorge.
En 2024, el Gremio de Floristas ha programado la venta de siete millones de rosas el 23 de abril. Como San Jordi cayó en día laborable, mucha gente compró flores para sus colegas, e incluso los colegios montaron puestos de flores. Y las librerías esperaban superar las ventas del año pasado, 1,87 millones de volúmenes, y ganar más de 24 millones de euros.
La historia del origen de la festividad de San Jordi está ligada a una antigua y hermosa leyenda. Habla de un malvado dragón que aterrorizaba a la pequeña localidad catalana de Mont Blanc. Para apaciguar al monstruo, los habitantes tenían que hacerle sacrificios. Cuando le tocó en suerte a una bella princesa, ésta fue salvada por San Jorge, que mató al dragón con su lanza. En el lugar donde se derramó la sangre del monstruo creció un jardín de rosas. San Jorge arrancó y regaló a la princesa la flor más hermosa. Así empezó la costumbre de celebrar el día de los enamorados en Cataluña en el siglo XV.
Y la tradición de regalar libros a los hombres surgió mucho más tarde. En 1926, el rey Alfonso XIII firmó un decreto para celebrar el Día del Libro Español el 23 de abril. En esa fecha, los libreros organizaron en Barcelona una gran feria. Y en 1931 se les ocurrió regalar una rosa a todo el que comprara un libro. Así fue como Barcelona creó una insólita simbiosis de las dos tradiciones que hizo única la celebración de San Jordi.
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